A veces.

 

A veces vuelvo a mi infancia
como si viera a un amigo,
y aunque no viene conmigo
es muy poca la distancia.

Es inútil la arrogancia
ni los sueños que persigo
cuando vuelvo a ser testigo
de la sana relevancia.

En un baño de dulzura
con la mirada desnuda,
con todo por aprender,

sin vértigo por la altura
el alma limpia saluda
lo mucho por conocer.

                           Francisco Pemar.