Cuento breve soñado

 

Ella es princesa. Y le gusta serlo. Nadie sabe de ese rango. Nadie imagina su poder. Es princesa de onírico noble abolengo, pero prefiere ocultarlo. No quiere que nadie lo sepa porque solo es princesa con él y para él. Si alguien llegara a enterarse, a sospecharlo siquiera, pobre de ella, pobre de él, y pobre del cuento que un día de amor brotó como una flor en primavera. Ella es princesa, no hay ninguna duda para él: que guarda sus sueños como el mundo más preciado donde libremente se pueden mover. En ese mundo de abrazos, de besos, de fundirse hasta desaparecer, se quedan el máximo tiempo, porque quieren morir en él.

                                                                                                                                           Francisco Pemar.