Esperándola en mi cama.

 

En las sábanas su aroma
se quedó tan impregnado,
que si no la tengo al lado
sin demora siempre asoma
cuando el sueño se retoma.
Y es difícil no abrazarla
cuando llega sin buscarla
pues no hay lecho tan vacío
sin que tenga el desafío
de una perla al cultivarla.

                       Francisco Pemar.