Amor, no un acertijo.

 

Cuando sientas que puedes volar
sin ser como Dédalo alado
y que puedes muy fácil hablar
sin romper el silencio creado,
cuando todo lo puedas dar
sin desprenderte apenas de nada
y hasta consigas muy fácil mirar
estando la noche cerrada,
habrás por fin llegado
al lugar otrora soñado...
La luz en su abrasador fuego,
el agua en su proceloso mar,
el aire en su límpido cielo,
la tierra que eternamente habitar.

                              Francisco Pemar.