Mejor despedida

 

Cuando mis ojos se cierren
y no se vuelvan a abrir,
como si fuera a dormir
y que soñando me entierren.

Cuando mis manos se aferren
a cuanto me hizo vivir,
y por un rato seguir
sin que de nada se aterren.

Nunca mejor despedida
que un beso selle mis labios
para una larga partida.

Reunirme con los más sabios
con una misión cumplida,
de amores y sin agravios.

                           Francisco Pemar.