Sin regreso.

 

Buscándome fui la vida
como si me hubiera muerto,
llevando mi pecho abierto
sangrando por una herida
que al amor en su embestida
dejaba un último beso,
más que dulce, lo confieso,
cuando le dije "te quiero"
a los ojos en que muero
y un abrazo sin regreso.

                     Francisco Pemar.