Su último sueño.

Se enamoró en un sueño
y no quiso despertar,
pues era dueño
de lo que no supo nombrar.
De un amor tan puro
no se quiso desprender,
pues era duro 
querer y no tener.
Se quede el mundo 
sin nada que esperar,
que ni un segundo
puede ya sobrar.
De su princesa
no se quiso despedir,
y no regresa
por si deja de existir.
"Parece que está dormido",
susurran muy bajito,
como si hubiera partido
volando un pajarito.
Dormir no duerme
quien vivir pretende
sobre su cuerpo inerme
lo que nadie entiende.
"Dormir no duerme,
¡por Dios bendito!
que vino a verme
-dijo con voz en grito
la bella princesa
llena de sorpresa-
porque yo lo habito.

                  Francisco Pemar.